Economia, Individuo y Sociedad

Una muestra clara, y patética, de la falta de visión en el gobierno es la ninguna atención a la adquisición de un nuevo buque oceanográfico tipo polar que reemplace al venerable Orion, que ha llegado al límite de su vida útil.

A un costo de $70 millones, financiados en términos blandos y a la tasa Libor (~2.5%), el costo representa menos de una décima parte de lo que el gobierno gasta en la planilla burocrática mensual (si se lo fuese a comprar de contado, que no es del caso).

El ejercicio de la soberanía, concepto manoseado y prostituido hasta el cansancio por la izquierda, requiere tener el conocimiento vasto de los recursos que, en este caso, posee el océano adyacente, un territorio de 1 millón de kilómetros.

El Ecuador tiene plazo hasta 2022 para presentar los descargos científicos que le permitan extender la plataforma submarina a 350 millas náuticas y el no hacerlo será un caso aleve de negligencia culposa que no es admisible. Además, la presencia del país en el Tratado Antártico requiere que sus aportes científicos sean constantes y para ello, además de gente preparada (que la Armada sí tiene) requiere contar con la instrumentación y recursos para llevar adelante los trabajos de investigación requeridos. Finalmente, es necesario administrar los riesgos litorales (tsunamis, inundaciones), censar los recursos renovables y no renovables del océano, delinear las rutas marítimas apropiadas para las grandes embarcaciones y, en definitiva, aprovechar el patrimonio natural de los ecuatorianos.

Sin embargo, el ministro y sus colaboradores, ubicados en su percha andina y centralista, no prestan atención alguna a lo que SÍ es estratégico, esto es, el mar territorial.

Mi artículo es un llamado de atención de los muchos que daré para evitar que el país sufra un daño irremediable por culpa de la estulticia de quienes deben actuar.