La Geopolítica del Centralismo
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La manera de arrancar el centralismo inicia por definir cuáles son las atribuciones del Estado central.
Empecemos por la defensa y seguridad nacional a través de las Fuerzas Armadas; la representación de la República Federada en los ámbitos, foros, acuerdos y tratados que lo requirieren; ser la sede del ejecutivo, del legislativo y del poder judicial; la coordinación del crédito externo; la administración de los fondos y recursos para la prevención de desastres y emergencias; la armonización de leyes y normas sobre todo aquello que es de alcance nacional; la compensación de recursos para las regiones, provincias, cantones o sectores deprimidos.
Son algunas de las actividades que vienen a la mente, y otras que puedan entrar en el detalle. Todas ellas constan – y desbordan – el Presupuesto General del Estado actual que debe ser reducido acorde a los cambios que se deben dar en la arquitectura de una Federacion.
El Pacto Federal, por otra parte, establecerá los principios de la unión. principios que le otorguen a cada Unidad Federada la plena autonomía para recaudar los tributos generados en su territorio, o percibir las regalías que se originen en la posesión de recursos naturales renovables o no renovables. La unidad federada tendrá, igualmente, autonomía para administrar su territorio y organizar su propia estructura de gobierno, leyes, normas y ordenanzas aplicables.
Restringidas que queden las atribuciones del Estado central, todo lo demás caerá dentro de la competencia de la Unidad Federada.
Ecuador no puede seguir siendo una República de papel, caracterizada no solo por una bipolaridad regional sino sicológica. Estamos perdiendo terreno en la ruta del desarrollo y vamos camino a la desintegración.
La bandera, el himno y el escudo nos inspiran pero, como ha quedado demostrado en la tragedia guayaquileña, no son garantía alguna de solidaridad, menos aún constituyen la fibra que del tejido que conforma una nacionalidad.
